“Quiero dar a conocer a mi país a aquel que todo lo ha visto, a aquel que ha conocido lo profundo, que ha sabido todas las cosas, que ha examinado, en su totalidad, todos los misterios. A Gilgamesh, dotado de sabiduría, que lo ha conocido todo, que ha descubierto los secretos, que ha visto los misterios y que nos ha transmitido noticias anteriores al Diluvio.”
Esas noticias de las que los sabios mesopotámicos le hacen conocedor se encuentran recogidas en una de las primeras y más sublimes epopeyas que se conocen. Obviamente, los historiadores deben desmenuzar el relato para diferenciar y separar el contenido histórico del mitológico pero la información se encuentra ahí, al alcance de nuestra lectura e interpretación, en tablillas de un antigüedad milenaria.
Si bien, muchos aspectos del relato épico se mueven entre la leyenda y la Historia (Diluvio Universal, reyes de la I dinastía de Uruk, existencia del propio Gilgamesh…) otros contienen un verdadero fondo ambiental histórico que el investigador tiene que extraer del contexto general del texto. Dos de los más discutidos por la comunidad científica son el ambiente socioeconómico latente en la narración o la serie de ciudades y monumentos que aparecen citados y que la Arqueología ha corroborado. Hoy vamos a hablar del primero de la mano de uno de los orientólogos nacionales más respetados, Federico Lara Peinado, de los que muchos tuvimos el placer de asistir a sus clases en la Universidad Complutense.
En el Poema, ya desde su comienzo, existe el claro deseo de fijar bien en el ideario de los lectores las dos realidades contrapuestas de la vida cotidiana, tal y como la concebían los mesopotámicos: por un lado, la vida urbana, civilizada, que era la única digna de ser vivida y, por otro, la vida de la estepa, la salvaje, lugar dónde habitaban las bestias y los nómadas “desconocedores del pan”. La acción aparece centrada en Uruk, una ciudad-estado sumeria, ejemplo digno de lo civilizado, dentro de un fondo histórico que podría fijarse en la Edad del Bronce Antiguo y con un ambiente material próximo al del periodo de Uruk IV-III o su equivalente en la región, Djemdet Nasr VII.
Este centro urbano, perfectamente localizado y estudiado en la actualidad, se hallaba organizado políticamente bajo una monarquía militar, aunque socialmente conocía un régimen lo que algunos especialistas han denominado “socialismo teocrático” (del que hablaremos en otro artículo) por ser desde el templo, dónde se guardaban tras sus muros toda la producción agropecuaria y artesanal, desde dónde se producía la redistribución de los productos a todas las capas de la población.
La actividad económica principal sería el cultivo de unas tierras muy aprovechadas técnicamente (existencia probada por la Arqueología de un complejo sistema de canalizaciones) cuya propiedad hubo de estar, e u mayor parte, en manos del rey y del estamento clerical ya que actuaban de intermediarios de los verdaderos terratenientes, los dioses. La ganadería debió de ser un factor importante dada la relevancia que se le da en el Poema. De su lectura y estudio, también podemos se puede asegurar que la actividad comercial gozaba de un importante papel en la economía, también controlada desde el poder central sin, o con poca, cabida de la iniciativa privada. El texto testimonia el conocimiento de diferentes metales (oro, plata, cobre) y aun aleaciones (electro), piedras preciosas y semipreciosas (coralina, lapislázuli), maderas (cedros, sobre todo); productos todos ello foráneos a Mesopotamia y que indican la existencia de contactos comerciales con la periferia bien por vía fluvial y marítima o por caravanas que cruzaban los desiertos. Este hecho se encuentra perfectamente reflejado en los episodios del Bosque de los Cedros (muy probablemente el actual Líbano) y el viaje que nuestro héroe realiza al lejano y fabuloso país de Dilmún.
En una hipotética pirámide social podríamos poner en la cúspide al monarca (Gilgamesh) con cargos civil (rey de Uruk) y religioso (supremo sacerdote de los templos de Kullaba) lo que le confería un gobierno despótico. El excedente de producción pudo mantener a una numerosa casta sacerdotal y a una nobleza palaciega menos atestiguada en la fuentes pero que se dedicaba a la guerra y por medio de ella adquirían méritos para pasar a formar parte del Consejo del rey. Estos tres grupos conformarían las élites mesopotámicas. Por detrás de ellos, estarían los artesanos cualificados, los escribas (supeditados al templo) y los pocos comerciantes autónomos que tuvieran cabida en el sistema (probablemente extranjeros afincados en la ciudad). La gran parte de la población formaría parte del campesinado cuyas condiciones de vida no deberían diferenciarse mucho (al menos en la práctica) de las de siervos y esclavos (sin conciencia de clase) que ocuparían la última de las escalas de esta pirámide.
Mención especial debe hacerse a la presencia de la Asamblea de ancianos (aparece aconsejando a Gilgamesh antes de su viaje al Bosque de los Cedros) en la que algunos investigadores han querido ver alusiones a una especie de régimen democrático. No obstante tal organismo de cuerpo senatorial tendría muy poca voz y desde luego ningún voto a la hora de tomar decisiones, limitando sus funciones a un mero órgano consultivo de personas próximas y de total confianza del rey. Este acercamiento se encontraría acorde al sentir general del pueblo de considerar a Gilgamesh como un tirano (en su acepción arcaica) por su gobierno totalitario y despótico.
En el Poema no se ha encontrado referencia alguna más o menos concreta a un reglamento de tipo jurídico o legal. Dado que la primera compilación de leyes no se hizo hasta época de Uruinimgina (ca. 2355 ANE) es perfectamente lógico este silencio sobre una materia tan relevante para la organización de una sociedad compleja. Las únicas dos alusiones relacionadas con el tema son las referidas al derecho matrimonial -intercambio de dotes cuando Ishtar quiere tomar como esposo a Gilgamesh- y al derecho penal -cuando Ea reprocha a Enlil lo injusto de castigar a la humanidad indiscriminadamente mediante el Diluvio Universal en vez de cada hombre en función de su culpabilidad.
FUENTES: books.google.es