El yacimiento Sierra de Aznar se sitúa al sureste de la localidad de Arcos de la Frontera, en la serranía del mismo nombre y a una altura de 413 msnn. Se trata de uno de los ciudades ibero-romanas de mayor envergadura y peor conocidas de la provincia de Cádiz. El interés de este emplazamiento radica, sobre todo y sin menospreciar el conjunto, en una construcción típica romana de tipo hidráulico –castellum aquae– que permanece oculta por la vegetación y que posee como mayores atractivos una gran cisterna de época romana que podía albergar hasta 2 millones de litros de agua y un sistema de 5 cisternas menores de decantación dispuestas en niveles escalonados que fueron construidas aprovechando el desnivel del terreno y los sumideros naturales.
La cisterna de acumulación –caput aquae– también conocido por el Baño de la Reina, es sin duda, lo más impresionante. Y es que, el castellum aquae de este asentamiento presenta unas proporciones destacadas en comparación con las necesidades reales que debió tener su población. La impresionante cisterna de acumulación o captación de agua con capacidad para 2 millones de litros y la propia organización y dimensiones de todo el complejo del castellum aquae hacen pensar que la ciudad debió de tener una conexión con elacueducto del Tempul para llevar agua hasta Gades (Cádiz). Merece la pena recorrer en la medida de lo posible y con mucha precaución los bordes de esta gran cisterna romana excavada en piedra y que se encargaba de recoger toda el agua de los arroyos y manantiales de la sierra para a continuación transvasarla desde este punto a las piscinae limariae o piletas de decantación.
Las piscinae limariae, las depuradoras de la época romana son las segundas estructuras más destacables del yacimiento. El agua que llegaba a las piscinae limariae provenía del caput aquae. Se trata de un conjunto de varias piletas de estructura abovedada en piedra. Hoy día, no se conservan las bóvedas de las cisternas y permanecen a cielo abierto. Se encontraban comunicadas entre sí, de manera que el agua limpia rebosaba y pasaba a la siguiente, y así sucesivamente. Una vez que el agua era tratada por decantación seguía su curso descendente hasta la cisterna terminal. Aquí se almacenaba y se distribuía a la población mediante canales de agua o el supuesto ramal que algunos autores vinculan el acueducto del Tempul con las estructuras documentadas en Sierra Aznar, mencionadas anteriormente. Para otros autores, sin embargo, este complejo podría estar vinculado a otra ciudad romana, Calduba (GENER, 2001:44), o al abastecimiento de agua para las actividades agropecuarias desarrolladas en las áreas inmediatas (RICHARTE, 2004:80).
El proyecto de puesta en valor del yacimiento promovido por el Ayuntamiento de Arcos de la Frontera, Diputación de Cádiz, Mancomunidad de Municipios de la Sierra de Cádiz y las Consejería de Trabajo y Cultura han dejado morir poco a poco la inversión realizada; el visitante que acuda se encontrará el lugar en un estado de abandono progresivo.
De hecho, algunos autores apuntan la existencia de una necrópolis de un importancia considerable pero aún no se ha trabajado sistemáticamente sobre ella y por lo tanto, no ha arrojado información reseñable. Y obviamente presenta vestigios de una muralla y de lugares de habitación, muy probablemente del personal y sus familias que se encargaban del mantenimiento de tan vasto y complejo sistema hidráulico. Ello no quiere decir que en el asentamiento se realizasen actividades de otro ámbito.