Arqueología bíblica

Arqueología bíblica

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A finales del siglo XIX entre los eruditos europeos surgió el interés de buscar las pruebas materiales de lo narrado en La Biblia. De este modo se iniciaron campañas arqueológicas financiadas íntegramente por capital privado y bajo la dirección de arqueólogos no profesionales, que en muchas ocasiones no eran más que los propios eruditos.

Es por ello que mucha información se malinterpretó o simplemente se perdió por no realizar un trabajo sistemático de documentación de todo lo que se iba desenterrando. Debo recordar que tan sólo trataban de hallar lo que se había escrito en La Biblia, centrándose en las ciudades o batallas que en ella aparecen o en tesoros de gran valor y espectacularidad que presentar a una sociedad aún no muy interesada y coincienciada acerca de su pasado más remoto.

Un caso muy peculiar y dramático fue el de la llamada “Piedra moabita”. Se trata de una estela erigida alrededor del 850 ANE por Mesha, rey del país de Moab, como un registro y recuerdo de sus victorias en su revuelta contra el Reino de Israel. Fue descubierta en 1868 por hombres del desierto quiénes enseguida acudieron a los europeos por su reciente interés en ese tipo de objetos por los que pagaban muy bien. En esa ocasión quién acudió fue el reverendo F. A. Klein, un misionero alemán en Jerusalén, que enseguida se puso en contacto con otras personalidades occidentales para adquirirla. Los nómadas, que recelaban de la buena fe de los europeos, pensaron que los estaban timando pues no entendían que les diesen una cuantía tan elevada para un trozo de piedra. Para asegurarse de que no era más valiosa de lo que les habían hecho creer, decidieron romper y arrojar al fuego la pieza para ver si contenía oro.

Calco de la Piedra moabita
Calco de la Piedra moabita 

El resultado fue, como ya he dicho, dramático: la primera prueba de la veracidad de lo relatado en La Biblia hecha añicos. No obstante, su contenido no se perdió pues Charles Clermont-Ganneause había obtenido un molde y se dedicó a montar la pieza a partir de los fragmentos recuperados. De este modo la tragedia se convirtió en una mera anécdota y sirvió, además, para alentar a nuevos ricos europeos a descubrir nuevos artefactos bíblicos.

Durante todo el siglo XX se fue incrementando la confluencia de estos “arqueólogos” en lo que podemos considerar como “la Cruzada de los tiempos modernos”. Sus objetivos se encontraban bien definidos y entre ellos no se encontraba el respeto ni la admiración de las culturas, tanto antiguas como coétaneas, de esa región del planeta. Esto fue la causa de un aumento espectacular del tráfico clandestino de los hallazgos, que hasta ese momento se había restringido al arte egipcio. El expolio de los yacimientos descubiertos en ese tiempo fue sistemático y amparado por los Estados europeos. De ahí provienen las colecciones tan maravillosas que podemos encontrar en los Museos más importantes del viejo continente:

Esta cruzada “cultural” continuó y fue derivando en estudios más ambiciosos y profesionales. Podríamos decir que el interés por la búsqueda de la verdad bíblica se fue diluyendo al descubrir las maravillosas civilizaciones que habían permanecido ajenas a nosotros en aquellos momentos pero que, como se ha venido comprobando, guardan las raíces de nuestras tradiciones y creencias. No obstante, la redacción de este libro sagrado fue realizada en la Babilonia de Nabucodonosor y sus escritores se encontraban en mayor o menor grado influenciados por esa cultura. De ello, hablaré mas extensamente en otra entrada.

El hallazgo casual de los Escritos del Mar Muerto en 1.947 supuso el final de tan largo viaje. Estos documentos son la compilación más antigua, descubierta hasta la fecha, del Antiguo Testamento -la Torá de los hebreos.

Manuscritos del Mar Muerto
Manuscritos del Mar Muerto

Pese a que esas primeras campañas arqueológicas no tenían como objetivo ponen en valor las civilizaciones de la región ni se realizaron de un modo ortodoxo si que debemos atribuirles el hecho de sacar a la luz ciudades y culturas que habían permanecido en el olvido hasta ese momento, al menos, en la cultura occidental.

Además, esos primeros experimentos de la arqueología tambien fueron el campo de pruebas para el futuro desarrollo de esta disciplina y un ejemplo para los arqueólogos de la actualidad de cómo no debe acometerse un trabajo de este tipo.

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